ABBA es recordada no solo como una de las grandes bandas musicales, sino también por los peculiares atuendos que solían usar.
Cuando pensamos en ABBA, es inevitable imaginar sus icónicos atuendos: monos brillantes, botas de plataforma y una paleta de colores que desafió todas las convenciones. Sin embargo, detrás de este inolvidable ‘look’ yace una historia de estrategia fiscal.
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El 6 de abril de 1974, ABBA no sólo conquistó al mundo con ‘Waterloo’, sino también con su vistosa indumentaria. Este atuendo que sobrepasaba los límites convencionales, en tonos vivos y tejidos brillantes, se convirtió en parte de la historia de Eurovisión.
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Todo comenzó en una tienda de Estocolmo, ‘Gröna Moln Och Blått Gräs’, cuando Frida se enamoró de una chaqueta blanca con cadenas metálicas. Inger Svenneke, la diseñadora de la tienda, tuvo la responsabilidad de diseñar el resto del vestuario para la actuación histórica de ABBA en Eurovisión, dando así origen al sello estético de la banda.
ABBA: la historia detrás de los atuendos que causaban furor en conciertos
Desde entonces, la estética de ABBA fue moldeada con la ayuda de Owe Sandström y Lars Wigenius. Ambos diseñadores trabajaban en sintonía con la banda, especialmente con Frida, quien siempre tuvo un profundo interés en la moda.
De sus talleres surgieron creaciones que marcaron época: desde las chaquetas metalizadas del video de ‘Voulez-Vous’ hasta los icónicos monos de licra que destacaron en numerosas presentaciones.
ABBA nunca tuvo reparos en lucir estilos audaces, incluso si algunos los consideraban extravagantes o grotescos. Björn Ulvaues, en su libro oficial, admite con humor: "Nadie puede haber vestido peor que nosotros en el escenario”. Sin embargo, estos atuendos eran más que una simple elección estética.
El sistema tributario sueco desempeñó un papel crucial en la elección de la indumentaria de ABBA. Según una ley de 1970, los artistas podían deducir impuestos de los costes de vestuario si este era tan extravagante que no se pudiera usar en la vida cotidiana.
Las prendas debían ser “ropas de fantasía” o llevar el logo del empleador, haciéndolas claramente distinguibles de la ropa común. Así, la inusual ley tributaria sueca dio lugar a una de las imágenes más icónicas del mundo de la música.
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